Trump y Estados Unidos, en juego su credibilidad

Trump y Estados Unidos, en juego su credibilidad
La credibilidad de Donald Trump y su gobierno está en juego, la credibilidad del poder de los Estados Unidos también está en juego. Si Maduro y su secuaces siguen en el poder en seis meses o máximo un año esto dará un mensaje contundente: Estados Unidos es un tigre de papel

Por Francisco Santos

Los antecedentes son muy importantes para entender lo que está hoy en juego en Venezuela. ¿Uno moviliza una fuerza naval importante para que nada suceda? 

En octubre de 1962, se dio la crisis de los misiles. Su contexto, su inicio y su fin tienen un componente fundamental, la credibilidad de un gobernante y de un país. Vale la pena revivir este evento histórico para entender lo que está en juego en Venezuela hoy para Trump, para Estados Unidos y para la libertad en la región. La verdad no es poca cosa.

El gobierno de Dwight Eisenhower financió y apoyó la invasión de Bahía Cochinos, con la que Estados Unidos pretendía un cambio de régimen en Cuba ante la llegada de Fidel Castro al poder con su obvia tendencia marxista, en plena guerra fría. El sucesor de Eisenhower, John F. Kennedy, aprobó el plan, pero lo fue limitando y en plena invasión de las brigadas cubanas le quitó el apoyo, lo que llevó al fracaso de la operación. Kennedy sufrió un golpe a su credibilidad, Castro se quedó en el poder -y miren lo que hizo en la región- e inmediatamente pidió ayuda a la Unión Soviética, que viendo la debilidad de Kennedy decidió enviar misiles nucleares a la isla. Esto desencadenó la crisis de los misiles de 1962.

El líder soviético Nikita Kruschov, ante el pedido de ayuda de Castro, decidió enviar misiles nucleares a la isla, que está a menos de 150 kilómetros de Estados Unidos. Estos misiles podrían llegar a Washington y a Nueva York en menos de 15 minutos, lo que cambiaba totalmente el equilibrio nuclear que entonces existía. Ahí se desencadenó la crisis de los misiles, en octubre de 1962.

El líder soviético Nikita Kruschov,
El líder soviético Nikita Kruschov, ante el pedido de ayuda de Castro, decidió enviar misiles nucleares a la isla. Ahí se desencadenó la crisis de los misiles, en octubre de 1962

Kennedy decidió bloquear la isla, para no permitir la entrada de los barcos soviéticos, y el mundo estuvo a punto de una guerra nuclear. Al final, los soviéticos se replegaron y se acordó garantizar la supervivencia del régimen cubano y retirar los misiles norteamericanos de Turquía. 

Las consecuencias de los hechos de entonces deben tener muchos aprendizajes para los gobernantes de hoy. Primero, ante la debilidad de Kennedy en Bahía Cochinos, Kruschov decidió jugar duro y trató de poner misiles en Cuba. Este aprendizaje, al parecer, no lo digirió Barack Obama cuando, muchos años después, reaccionó de manera tibia ante la invasión rusa de Crimea, lo que abrió las puertas a la invasión de Ucrania.

Segundo, Castro jugó sus fichas y logró quedarse en el poder. Obvio, se convirtió en un régimen proxy de la Unión Soviética, que le hizo todos los trabajos de confrontación con Estados Unidos en América Latina e, incluso, en África a donde llegó a enviar tropas. Cuba entrenó, financió con dineros soviéticos y apoyó a los grupos terroristas latinoamericanos que tanto daño le causaron a la región. Es más, incluso hoy, con el Foro de São Paulo y con su aparato de inteligencia, que es uno de los mejores del mundo, juegan a la desestabilización de la región y son un apoyo fundamental a los regímenes populistas y a las nuevas dictaduras. La supervivencia de Maduro en Venezuela hoy se debe en gran parte al apoyo de inteligencia y de seguridad de Cuba.

Ante la debilidad de Kennedy en Bahía Cochinos, Kruschov decidió jugar duro y trató de poner misiles en Cuba.

Tercero, e igualmente importante, el retroceso de la Kruschov en la crisis fue un gran golpe a la imagen de la Unión Soviética lo que, dos años después, le costó el puesto, mientras que la demostración de fuerza de Kennedy le devolvió gran parte del prestigio internacional que había perdido por el incidente de Bahía Cochinos.

¿Se imaginan que la invasión de unos patriotas cubanos apoyados por Estados Unidos hubiera sido un éxito? El M-19, entrenado en Cuba, no habría existido, al igual que Gustavo Petro, cuyo única distinción fue haber sido parte de ese grupo. 

El presidente norteamericano Ronald Reagan, en 1983, tomó la decisión de instalar misiles nucleares Pershing en Alemania, luego de que Rusia instalara misiles SS 20 en Europa del este. Esta demostración de fuerza, más su Iniciativa de Defensa Estratégica -un escudo antimisiles con tecnología satelital para detener los misiles nucleares soviéticos-, fueron dos catalizadores claves en el desmoronamiento de la Unión Soviética y la caída del muro de Berlín. La conclusión: la debilidad política mata y la fuerza se impone. Los soviéticos entonces la tienen clara y los rusos hoy, en especial Putin, también.

¿Uno moviliza una fuerza naval importante para que nada suceda? La credibilidad de Estados Unidos está en juego

Estos antecedentes son muy importantes para entender lo que está hoy en juego en Venezuela. ¿Uno moviliza una fuerza naval importante para que nada suceda? La vocera de la Casa Blanca, es decir la voz del presidente Donald Trump, Karoline Leavitt, dice que “el régimen de Maduro no es el gobierno legítimo de Venezuela y él es el jefe de un cartel narcoterrorista y es un fugitivo de la justicia que ha sido acusado del envío masivo de drogas a los Estados Unidos”, ¿para nada? La Fiscal General de Estados Unidos, Pam Bondi, dice que Maduro “no escapará de la justicia y responderá por sus atroces crímenes”, ¿para nada? Lo mismo se puede decir del Secretario de Estado y sus múltiples declaraciones al respecto. ¿Fueron para nada?

La credibilidad de Donald Trump y su gobierno está en juego. La credibilidad del poder de los Estados Unidos también está en juego. China, Rusia e Irán están viendo qué pasa para poder asumir hasta donde pueden presionar y combatir a Estados Unidos y obtener ventajas estratégicas. Es más, hasta los aliados, como Israel, están mirando con mucho cuidado para poder saber hasta dónde pueden desestimar las presiones que vienen del presidente de Estados Unidos.

Si Maduro y su secuaces siguen en el poder en seis meses o máximo un año esto dará un mensaje contundente: Estados Unidos es un tigre de papel.

Si Maduro y su secuaces siguen en el poder en seis meses o máximo un año esto dará un mensaje contundente: Estados Unidos es un tigre de papel. Sacar a este grupo de mafiosos del poder, o neutralizarlos, no requiere de muchos esfuerzos, requiere de decisión y coraje político. No es una invasión, son unas pocas operaciones de extracción, otras pocas de neutralización y otras pocas de negociación para una salida segura para otros. Tampoco es un cambio de régimen, es la preservación de una transición democrática que ya los venezolanos decidieron pero unos criminales impiden. Es blanco y negro, no hay grises.

Hay mucho en juego. Para Trump, para Marco Rubio y para JD Vance. Lo contrario, para quienes todavía creemos que Estados Unidos puede jugar un papel fundamental en la preservación de la libertad en el mundo sería el fin de una historia y un sueño. La democracia en la región está en riesgo. Lo que Estados Unidos dejó de hacer hace 65 años hoy se puede comenzar a remediar. Tarde pero es mejor que nunca.